El punto G, mencionado a menudo pero a veces malinterpretado, es una zona situada a unos pocos centímetros de profundidad en el interior de la vagina. Contrariamente a la creencia popular, no se trata de un simple botón mágico que provoca el orgasmo con un simple toque. En realidad, el Punto G está formado por un conjunto de tejidos eréctiles que, cuando se estimulan adecuadamente, pueden proporcionar un placer intenso y único.